lunes, 12 de noviembre de 2007

ESTADOS UNIDOS V/S CUBA: ¿UN NUEVO CAPÍTULO EN ESTE ETERNO ANTAGONISMO?

Por Karina Ulloa
Alumna del Curso de Derecho Internacional Público,

Escuela de Derecho,
Universidad de Magallanes

Al parecer el mundo está cansándose de los unilateralismos abusivos: ello podría inferirse cuando se escucha cómo en la asamblea de Naciones Unidas se aprueba una resolución que va en contra del histórico bloqueo ecónomico –comercial y financiero-, sustentado por el embargo estadounidense sobre Cuba, que data de casi medio siglo ya. Dicha resolución insta a que Estados Unidos derogue leyes que atentan contra el libre comercio y navegación internacional, entre otras materias. Más, en un sentido amplio, lo que se quiere es terminar con una medida que atenta –entre otros- en contra de los principios de la igualdad de los Estados, del respeto de su soberanía y de la no intervención.

La Asamblea General de la ONU aprobó hace pocos días, por una aplastante mayoría, la resolución antes mencionada. fueron 184 los países que la apoyaron. Frente a ellos, Estados Unidos, Israel, las Islas Palau y las Marshall se alzaron en su contra -al igual que el año pasado-, mientras que la imparcial Micronesia se abstuvo de votar. Esta es la décimo sexta vez que diversos países miembro de la ONU, en la Asamblea General, alzan su voz contra lo que se considera un abuso evidente del país del norte; lo que en definitiva constituye un gran avance de la diplomacia cubana internacional, la que a pesar de esta “victoria”, no tiene asegurado el alzamiento del embargo, dado que la mencionada resolución no tiene carácter vinculante para Estados Unidos.

La resolución –o el proyecto originario de ésta- fue presentada ante el pleno de la asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, por el ministro de relaciones Exteriores de cuba, Felipe Pérez Roque, quien entre sus dichos más significativos señaló que “el bloqueo no se había aplicado nunca con tal ensañamiento como en el último año”. Además señaló que "el bloqueo es hoy el principal obstáculo al desarrollo y el bienestar de los cubanos, y una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos de nuestro pueblo”.

Esas medidas unilaterales adoptadas por Estados Unidos a partir de 1962, - “bloqueo” según los cubanos- configuran lo que se ha llamado una “guerra económica implacable y obsesiva”, que ha sido fuente de una serie de gastos injustos en los que ha tenido que incurrir el estado cubano.
Según el jefe diplomático, las sanciones impuestas desde 1962 hasta la fecha han costado por lo bajo 222.000 millones de dólares estadounidenses (valor actual) a la economía cubana.
Se dice además que las sanciones estadounidenses le han impedido importar medicinas, mejorar su acceso a internet, y en general, llevar a cabo relaciones comerciales con un gran número de países.

Esta nueva oposición de la comunidad internacional al embargo estadounidense sobre la isla se produce en un momento en que se intensifica su enfrentamiento mediático con Washington: el presidente George W. Bush declaró el 24 de octubre que mantendría el embargo "hasta que cambie la dictadura", y llamó a evitar "el cambio de un dictador por otro" el día que fallezca el líder cubano Fidel Castro

A ello se suma la petición del asesor de EE.UU.., Ronald Godard, quien instó a los Estados miembros de la ONU a pronunciarse sobre "la falta de libertad política y económica" a la que están sujetos los habitantes de Cuba. Petición que si bien es completamente válida en cualquier otro contexto, la verdad es que aquí parece ser sólo un intento por desdibujar el centro de la controversia, la cual es el verdadero ostracismo que ha estado sufriendo cuba de un tiempo a esta parte, por parte de la comunidad internacional toda, guiada básicamente por los intereses norteamericanos, los cuales hoy –creo- se van desvaneciendo poco a poco del inconciente colectivo internacional. Han quedado atrás los tiempos de la guerra fría, y un apoyo inicial a Cuba por la comunidad de naciones, con el tiempo ha no solo ha disminuido sino que se ha revertido, colocando a Estados Unidos en una incómoda e incomprensible posición. Estamos en el Siglo XXI, y tenemos otros medios para consolidar la democracia en países que, como Cuba, la demandan para su desarrollo.

El asesor estadounidense Godard, además argumentó, antes de la votación, que son ellos los principales proveedores de alimentos y uno de los mayores socios comerciales de Cuba y que en resumidas cuentas, “son los mayores proveedores del mundo de asistencia humanitaria a los cubanos”. Declaraciones que cuesta digerir cuando se sabe que todas las transacciones que se llevan a cabo entre estos dos países, están fuertemente gravadas por impuestos procedentes de Estados Unidos, por lo que es evidente que esa asistencia no es tal.
Este representante de EEUU en el pleno de la ONU, señaló además que el embargo a Cuba es un asunto bilateral que no tenía cabida en un foro multilateral como la Asamblea General de Naciones Unidas, y subrayó que la isla puede comerciar con el resto de las economías del mundo. Frente a esas declaraciones bastante poco convincentes, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, indicó que “Washington aplica sus leyes extraterritorialmente, lo que ha afectado a por lo menos 30 países”. Ello desmentiría el alegato estadounidense de que el bloqueo es una cuestión bilateral, ya que habría un real menoscabo de los legítimos intereses de terceros países de invertir y desarrollar relaciones económicas y comerciales normales con Cuba, por lo que mal podría el asunto ser un mero problema entre dos estados.

Y todo esto en el contexto de una cuba crecientemente partícipe en la ONU, evidenciada en su ahora renovada voluntad de cooperacion con organismos internacionales, en donde su actual preocupacion con respecto a los derechos humanos –sobre todo en materia alimentaria- ha sido respaldada por dicho organismo internacional (...)

Es la décimo sexta vez que la comunidad internacional se pronuncia contra una de las medidas unilaterales más conocidas y cuestionables de Estados Unidos, y aún queda la sensación de que algo falta: ¿determinación tal vez?... para hacer que éste se someta de una vez por todas al derecho internacional, por completo. No sólo cuando sea conveniente a sus intereses sino que en todo momento. Y ello porque mientras las resoluciones de la ONU no sean vinculantes, o siendo vinculantes no se puedan imponer, simplemente no habrá forma. No obstante lo anterior, hay una cosa que rescato: a pesar de que esto no es en sí un nuevo capítulo en el devenir de la historia cubano-norteamericana, parece existir el firme anhelo generalizado de la comunidad internacional de que esta inútil rivalidad termine, desaparezca, no exista más. Está obsoleta y añeja,...no es digna de un país como Estados Unidos.
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NOTA EDITORIAL
Compartimos plenamente la opinión del artículo. Solo agregamos que mientras más se abra la economía y sociedad cubana al mundo, mientras más beneficios obtenga de la globalización, explotando sus riquezas naturales, el turismo e inclusive su historia reciente, develando el anacronismo de una historia totalitaria, más opciones de consolidar la democracia tendrá el Pueblo cubano. Los embargos contra Cuba,.. a estas alturas, carecen de la razón de ser que inicialmente tuvieron en la bipolaridad de la década de los 60 del "Siglo pasado". Estamos en contra de las violaciones a los derechos humanos, pero también nos parece que hay medidas más inteligentes que pueden redituar más en este caso.

Sergio Praus
Editor



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