martes, 30 de septiembre de 2008

POR AGUSTÍN SQUELLA: "LA DESFACHATEZ NEOLIBERAL"

Por Agustín Squella N.

Abogado y periodista
Columna publicada en "El Mercurio de Valparaíso" de 30/09/08
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A nadie puede extrañar que el primer debate entre los aspirantes a la presidencia de EE.UU. se haya centrado en Irak y la crisis financiera que sacude a ese país.

En cuanto a Irak, hasta el propio McCain, militante del mismo partido de Bush, se declara opositor a éste, aunque para hacerlo tuvo que esperar que se consumara el fracaso político y militar que significó la invasión a ese país. Para el candidato republicano no bastaron las razones jurídicas y morales que desde un primer momento desaconsejaron una acción bélica que no contaba con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, y sólo la falta de éxito en el resultado de dicha acción pudo constituir suficiente argumento para que 5 años más tarde sostenga que se trató de un error. Un error que, según declara, no se debe corregir con el retiro de las tropas –como propone Obama-, sino con una victoria final, la cual –ahora sí- parece al alcance de la mano. De este modo, frente a la grave cuestión de si una guerra de anticipación se justifica o no desde un punto de vista jurídico y moral, McCain sostiene una cosa u otra según estén ocurriendo los hechos y no según los principios.

La economía es otro fracaso para un Presidente que se ha mostrado particularmente incompetente. Como todos los fundamentalistas de mercado –en los cuales se mezclan altas cuotas de ingenuidad y de hipocresía-, Bush creyó a pie juntillas en la desregulación de los mercados financieros y en la inconveniencia de fiscalizar las escasas regulaciones que les concernían, con los resultados que su país y el mundo sufren en este momento. Su idea del Estado bombero, recluido en el cuartel a la espera que los codiciosos que juegan con fuego en los mercados provoquen una catástrofe, es la que explica que hoy se declare partidario de intervenir esos mercados, que es mucho más que regularlos y fiscalizarlos.

Porque si usted no regula ni fiscaliza los mercados, tendrá que hacer luego algo peor: intervenirlos. Algo parecido a lo que acontece con la salud: si usted no previene tendrá más tarde que curar. Y curar tiene siempre un costo mayor que prevenir, como menor lo tiene la diplomacia respecto de la guerra.

Aunque algunos protesten contra Bush y los ejecutivos que provocaron la crisis y están a la espera de cobrar millonarias indemnizaciones al dejar sus cargos, lo que más sorprende de la actual situación es la nula indignación que muestran los economistas neoliberales. Estos, con total desfachatez, parecen estar más preocupados de que al Gobierno norteamericano se le vaya ahora la mano a favor de las regulaciones que del efecto que la crisis está teniendo en millones de contribuyentes y pequeños ahorrantes y accionistas. Como para pensar que esos economistas no sacarán lecciones de la crisis y continuarán machacando con su discurso a favor de un Estado que observa desde lejos la voraz y desigual privatización de las ganancias, pero que corre a socializar las pérdidas cada vez que éstas se producen.